Esta práctica tiene como finalidad hacer crecer en el pescador un mayor respeto por la vida de los peces objeto de captura e incorporar un mayor sentimiento de ética ambiental. Además, es usada como una herramienta de manejo que garantiza el aprovechamiento sustentable, la continuidad biológica de las especies y la mejora de la calidad de pesca.

Para disminuir la agresión y la mortalidad al liberar las piezas capturadas, se deben seguir los siguientes pasos:
– Evitar llevar a los peces al nivel de agotamiento y no demorar la liberación.
– Utilizar nylon lo más resistente posible, para sacar al pez rápidamente.
– Usar anzuelos sin rebaba o con la rebaba aplastada.
– Evitar sacarlo del agua.
– Tocarlo lo menos posible y nunca tocar las branquias.
– Al liberarlo, sujetarlo frente a la corriente, hasta que escape por sus propios medios.

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